Cuando llegó con el
resto de sus diez compañeros del cuartel de bomberos, no sabía que se trataba
de ella y que ese accidente en el Túnel Pont de l’Alma, París, marcaría un
antes y después en la historia reciente del Reino Unido. Es que en el interior
de ese irreconocible Mercedes Benz estaba Lady Di muriéndose, reseña Infobae.
Xavier
Gourmelon tenía 30 años cuando el 31 de agosto de 1997 debió acudir de urgencia
a ese paso subterráneo. Un terrible accidente había ocurrido. Tardaron tres
minutos en llegar con el resto de su equipo. No sabían qué tan dramático había
sido el choque y quiénes eran los integrantes del automóvil negro.
Gourmelon
hizo lo que sabía hacer. Logró rescatar los cuerpos de entre los hierros
retorcidos del vehículo. La mujer, rubia, estaba herida. Pero él, como todo un
profesional, recurrió a sus conocimientos. Le practicó maniobras de
resucitamiento y consiguió que volviera en sí. Escuchó un susurro de la mujer,
la depositó en una camilla y una ambulancia la llevó con vida a una unidad de
cuidados intensivos.
El joven
bombero de ojos azules respiró aliviado y continuó con sus tareas. A las pocas
horas sabría la penosa noticia. Quien había estado en sus brazos era nada menos
que Lady Di. Y había muerto de un paro cardorrespiratorio. Quedó devastado.
¿Cómo pudo ocurrir aquello si él la había logrado resucitar? Su corazón latía y
respiraba bien.
“Estábamos
muy cerca de allí (Túnel Pont de l’Alma) y nos tomó menos de tres minutos
llegar. Mi equipo de diez hombres estaba en dos camiones y nosotros fuimos los
primeros en arribar. El automóvil estaba destruido y comenzamos a trabajar como
cualquier otro accidente. Empezamos a ver quién necesitaba ayuda y estaba
vivo”, comentó Gourmelon en la primera entrevista que da a un diario en 20
años.
Hoy padre
de dos hijos, el hombre trabajó en el servicio de emergencias de París durante
22 años. Hoy regresó a su pueblo natal, Britanny, al norte de Francia. “Diana
me dijo: ‘Dios mío, ¿qué ocurrió?'”. “La mujer, de quien supe luego que se
trataba de la Princesa Diana, estaba en el piso en la parte trasera. Se movía
muy despacio y pude ver que estaba viva. Noté que tenía una lesión leve en su
hombro derecho, y más allá de ello, nada significante. No había sangre en ella
en absoluto”, recordó el socorrista.
“Tomé su
mano y le dije que se calmara, que estaba allí para ayudarla y ponerla a
resguardo. Ella me dijo: ‘Dios mío, ¿qué ocurrió?’. Le di algo de oxígeno y mi
equipo y yo estuvimos a su lado mientras era sacada del automóvil. Fue muy
rápido porque no tuvimos que cortar nada (del Mercedes)”, relató Gourmelon a
The Sun.
Sin
embargo, momentos después, Diana dejó de respirar. “Estábamos preparados para
primeros auxilios y noté que ella estaba sufriendo un ataque cardíaco y que
había dejado de respirar. Masajeé su corazón y unos pocos segundos después
volvió a respirar. Fue un alivio porque, como primeros en responder, quieres
salvar vidas. Y eso fue lo que pensé que había hecho”.
Gourmelon
dijo que pensó que viviría y que se “molestó” mucho cuando supo que había
muerto. “Ahora sé que hubo serias heridas internas. Pero todo el episodio
vuelve a menudo a mi cabeza. Y los recuerdos de esa noche estarán conmigo para
siempre. No tenía idea de que era la Princesa Diana. Lo supe cuando uno de los
paramédicos que la colocó en la ambulancia me dijo que era ella”. Xavier estuvo
en shock unos momentos hasta que decidió volver a mirarla en la ambulancia.
“Allí la reconocí”, dijo.
El
procedimiento continuó. Gourmelon fue a la parte delantera del vehículo. El
chofer, Henri Paul, estaba muerto. Detrás estaba Dodi Fayed, pareja de Lady Di.
Otros bomberos intentaban reanimarlo. Pero fue en vano. Fue declarado muerto en
la ambulancia. El único que sobrevivió fue Trevor Rees-Jones, el
guardaespaldas.
Gourmelon
recuerda que Rees-Jones sólo preguntaba por su protegida: “¿Dónde está ella?
¿Dónde está ella?”. Pero le pidieron que se calmara y que no se moviera. “Le
dije que no se preocupara que estábamos cuidando de todos”. El hombre, quien ya
está retirado de la guardia de bomberos, señala que esa noche lo perseguirá por
siempre. “Todavía puedo ver la escena completa”.
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