“Estoy
buscando arroz, la semana pasada no lo comimos en casa porque no me alcanzó
para comprarlo; vamos a ver, a veces duramos hasta quince días sin verlo en la
mesa. Vengo de arriba (la parte alta de La Concordia) y lo tienen a 13 mil
bolívares el kilo; en otra parte me dijeron que a 16 mil; por allí estaba a 12
mil 500, y me dijeron que aquí está a 12 mil. Hay que caminar para ver dónde
están los productos baratos. Aceite no compro porque está muy caro; el azúcar
lo usamos de a “poquito”, porque ya no se puede hacer mercado; antes comíamos
un plato completo, ahora lo que podamos”, reseña La Nación.
El dilema
de esa ama de casa, que iba apurada por las adyacencias de Los Pequeños
Comerciantes, por saber con qué iba a contar en su cocina para la comida del
día o de la semana, es el de la mayoría de la población, que no le ha quedado
más que “olvidarse” en su mesa de la comida completa y “balanceada”, pero sí le
recuerda a la Sundee que, a pesar de los anuncios de las autoridades, no se
nota su presencia en ningún sector y la muestra está en que los precios no
compensan ningún aumento salarial, pues suba o no el sueldo, los precios de los
productos en general aumentan, prácticamente a diario, jamás bajan.
Y es que
nada cambia en la población, de acuerdo con las quejas de la mayoría, y los
consiguientes precios de los alimentos que suben a diario y, según un
comerciante, “de manera consecutiva desde 2013”.
La
población está a la “buena de Dios”, pues en los supermercados y abastos,
incluso en los mercados, no se ven los productos de primera necesidad y hasta
los regulados, cuando los hay, tienen precios de “escándalo”, pues según se
observó este lunes en los abastos de San Cristóbal, donde la cola por hacerse a
estos era considerable, la harina Pan de paquete amarillo la estaban vendiendo
en unos supermercados a 840 bolívares y, en contraste, la misma harina la
estaban vendiendo en otros a 2 mil 100 bolívares; la harina de bolsa blanca, de
maíz blanco y arroz, estaba a 2 mil 600 bolívares, y el kilo de pasta a 3 mil
550 bolívares.
No
obstante, en comparación con los que venden los bachaqueros, donde ayer se
vieron pocos productos de la cesta alimentaria, son “muy baratos”. El kilo de
harina de maíz se conseguía a 12 y 13 mil bolívares, y precio similar tenían el
azúcar, donde la había, y el arroz. El aceite de litro no se vio, solamente de
galón, de soya, a 280 mil bolívares.
El cartón
de huevos lo vendían ayer a 20 mil bolívares; medio kilo de mantequilla a 7 mil
bolívares; el café a 8 mil bolívares el paquete de 200 gramos; a 14 mil el de
400 gramos, y había uno de medio kilo a 15 mil 500 bolívares.
No
obstante, un comerciante tenía el café a 22 mil bolívares; el de medio kilo a
once mil, y el cuartico a 5 mil 500. “Aquí está económico; si le digo la
verdad, en los supermercados y en otros lugares está un poco más caro, trato de
trabajarlo así, de la finca, me apego a ganar mil 500 bolívares por kilo, con
factura y todo. Hay gente que le gana hasta 5 mil, porque vende a precio
excesivo. Para qué le doy el nombre, dejémoslo así, ahorita está tan delicado
todo que va uno preso por cualquier cosa, este Gobierno no… soy licenciado en
Informática Gerencial, graduado en la Católica, y aquí estoy…”.
Escaso
y “para arriba”
“Es que
los víveres están escasos. No han traído. Uno le gana un porcentaje a los
productos; pero como todo, no hay semana que baje algo el precio sino que todo
sube, porque baja demasiado el bolívar. La gente se queja que todo ha
aumentado, pero es que aquí todo está escaso; aquí sobre todo se compra es
revendido. Como en el país no hay producción, hay pocos productos venezolanos,
pero igual se compran revendidos” -expresó un comerciante informal de La
Concordia-.
Otro
comerciante expresó que como no tienen código, “para que surtan la mercancía a
precio justo, toca comprar revendido. Dicen que ese código lo entregan Polar y
Sunagro, pero a nosotros no nos lo dan; imagino que para vender más caro”.
Coinciden
en que la gente casi sale corriendo cuando les dan los precios y están
conscientes de la necesidad que tienen muchas personas: “algunas no tienen
plata para comprar; hay otras que sí, pero la mayoría no tiene”.
La
situación es tan crítica que una usuaria manifestó que “voy a hacer cola para
comprar productos regulados, pero no los voy a vender tan caro. Cómo van a
vender una harina de maíz a 13 mil, eso es un abuso, es pecado; que la Sundee
haga algo”.
De por qué
no se conseguía aceite, un comerciante respondió que “no sale para vender
porque está muy caro, como para uno invertirle cierta cantidad y ganarse una
migaja, y no es algo que sale muy rápido, siempre demora y no se van a invertir
210 mil bolívares para ganarse 5 a 7 mil. Traer aceite de Colombia será como
para venderlo a 24 mil bolívares; el bachaquero que tenga aceite es porque es
del venezolano, pero tampoco le sale más barato, tiene que venderlo a 20 mil
bolívares, por la caída del bolívar.
Por
la caída del bolívar
Según los
comerciantes, “el bolívar cayó a 0.18 porque nuestra divisa en las casas de
cambio de Cúcuta está demasiado baja; por eso el aceite, por ejemplo, sale más
caro, y ahorita lo que está comprando la gente es mantequilla, le sale más
factible”.
El
bolívar baja demasiado en Colombia y, al bajar, nos toca que aumentarle a las
cosas, no es como la gente dice, que uno le gana millonadas. En sí, por todo lo
que gastamos, para nada más traer de Colombia un kilo de arroz, nada más en
pasaje son 12 mil bolívares, más otros gastos extras; entonces es mucho lo que
uno va gastando, como alrededor de 20 mil bolívares, para traer el kilo de
arroz y en sí por vender el kilo de arroz, lo que me estoy ganando son 500
“bolos”. No es que uno especule, como dicen, uno no le gana mucho a eso. Aquí
no hay producción nacional, y mientras el bolívar se mantenga bajo, seguirán
subiendo los precios de los productos. Nunca van a bajar porque es raro cuando
sube el bolívar -dijo el comerciante sin identificarse-.
Un
control de precios
Al
preguntarle a un comerciante qué propone, tomando en cuenta que mucha gente no
tiene cómo comprar, incluso la comida, consideró: “un control de precios, pero
bien estudiado, que no nos perjudique, porque ahorita el control de precios es
que llegan y le dicen a uno, ‘esto me lo tiene que vender en 6 mil y 5 mil
bolívares’, cuando a mí me sale en 10 mil ¿Cómo lo voy a vender en 5 mil? Debe
hacer un estudio y comenzar desde el que produce un artículo, es decir,
sincerar los precios desde el productor”.
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